EL CRSTIANISMO
A lo largo de la Edad Media fueron elaborándose una serie de
creencias que debían ser obligatorias para ser aceptadas por todas las personas
de aquella época, y las autoridades religiosas junto con el apoyo de las autoridades
políticas, perseguían a quienes
pusieran en duda estos puntos de vista.
Había dos cristianismos en ese entonces, el de occidente
donde estaba el obispo de Roma, que era el papa, y era la máxima autoridad de
Roma, y en el de oriente se vivía un
cristianismo diferente, que al papa de roma no le conocían como la cabeza única
de su religión.
La
expansión del cristianismo entre los bárbaros, el asentamiento del episcopado
en las ciudades y el monacato en ámbitos rurales constituyó una poderosa fuerza
fusionando sus culturas y ayudó a asegurar que rasgos de la civilización
clásica pervivieran e incluso se expandieran por la mitad occidental del
imperio.
El cristianismo fue llevado a
Irlanda por San Patricio a principios del siglo V y allí se extendió por Escocia,
habitada por los paganos pictos y escotos.
Los britones cruzaron por mar a la costa de Galicia y Asturias y fundaron la diócesis de Britonia.
El cristianismo en Irlanda evolucionó de una manera distinta al cristianismo continental, tomando el nombre de “cristianismo irlandés”. Los irlandeses fundaron monasterios en Francia, en Suiza e incluso en Italia.
Los britones cruzaron por mar a la costa de Galicia y Asturias y fundaron la diócesis de Britonia.
El cristianismo en Irlanda evolucionó de una manera distinta al cristianismo continental, tomando el nombre de “cristianismo irlandés”. Los irlandeses fundaron monasterios en Francia, en Suiza e incluso en Italia.
Durante la Edad Media se produjo la separación entre los
católicos, seguidores del papa de Roma, y los ortodoxos, que decían seguir las
formas más antiguas de cristianismo. Estas diferencias continúan en la
actualidad.
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